¿Porque se enferman las personas?
Si Ki sólo pudiese producir el bien, nuestro mundo se vería diferente. Pero en la medida en que Ki se ve influenciado por el espíritu, puede desencadenar tanto cosas positivas como negativas, según cuál sea el tipo pensamiento que lo esté dirigiendo. Ki, guiado por nuestro espíritu, es responsable por la salud y la enfermedad. El Ki positivo, que es generado y dirigido por nuestro inconsciente, fortalece los órganos del cuerpo humano y los mantiene sanos. Sin embargo, el inconsciente también puede ocultar pensamientos negativos dentro de sí. Si esos pensamientos se dirigen contra uno mismo, ejercerán una influencia negativa sobre nuestro Ki personal. Este Ki dirigido negativamente se ubica alrededor de nuestros órganos, en los chakras y en el aura y retarda las actividades normales de nuestro cuerpo. Todo este proceso concluye luego en la enfermedad. Las enfermedades y las disfunciones del cuerpo se producen por un Ki negativo. Un terapeuta a menudo reconoce el Ki negativo en forma de nubes o manchas oscuras, que se encuentran dentro o alrededor del cuerpo y que impiden el flujo de Ki sano. Tan pronto como sea disipado el Ki negativo, el Ki sano podrá fluir nuevamente y curar el cuerpo.
El Ki negativo puede ser cargado de una manera muy simple con energía y, por consiguiente, puede ser disipado fácilmente. Pero también es posible que sea el resultado de una complicada programación, en ese caso realmente será más difícil alejarlo. El Ki negativo puede engañar dando muestras de que se trata del Ki sano, pero en lo profundo puede estar siendo dirigido por intenciones negativas u ocultarse detrás de una máscara, de manera que resulte difícil descubrirlo. La causa de esto radica en los pensamientos conscientes p también inconscientes con los cuales producimos y que en combinación con Ki influyen sobre el cuerpo, los sentimientos y el espíritu. Esto muestra lo importante que es verse a uno mismo de manera positiva y erradicar del espíritu todos los pensamientos y sentimientos negativos.
Mientras crecemos y durante toda nuestra vida estamos expuestos a millones de pensamientos y sentimientos de nuestras personas. El efecto mayor o menor que ellos causen sobre nuestro espíritu estará en relación con lo receptivos que seamos en relación a estos pensamientos y sentimientos. Cuando se es joven, uno es como un libro abierto y resulta difícil decidir qué pensamientos y sentimientos deben aceptarse y cuáles rechazarse. Durante estos años en que se desarrolla el carácter se coloca la piedra fundamental de nuestra personalidad. Por lo general son años en los que los propios padres ejercen una fuerte influencia. Del mismo modo la televisión, los maestros en la escuela y otras influencias aportan también a la programación. Se desarrollan ideas que se consolidan en nuestro inconsciente, lo que conduce a su vez el desarrollo del Ki positivo y negativo en nuestro aura, los chakras y dentro de nuestro propio cuerpo. Este Ki positivo o negativo tiene consecuencias directas sobre nuestra salud, así como sobre todas las cosas que hagamos o experimentemos.
También es posible que otra persona envíe Ki negativo a nuestro campo energético. A veces esto ocurre de manera inconsciente a través de aquella personas que albergan pensamientos oscuros o negativos en relación a nosotros. El Ki negativo procede de esas personas y actúa sobre aquellos cuyo aura o chakras estén debilitados. Ello se denomina con frecuencia vibración negativa; ésta puede ser de naturaleza pasajera o provocar daños permanentes cuando el receptor esté débil o abierto a la energía negativa; también cuando esa energía negativa es fuerte e intencionada.
Las experiencias de vidas anteriores actúan de igual modo sobre nuestro espíritu y nuestro campo energético inconsciente. Este efecto se denomina karma. Aparece en esta vida en el momento del nacimiento, cuando el alma ingresa en el cuerpo. Durante nuestra vida el karma atrae experiencias de vidas pasadas, a través de lo cual se fortalece a su vez la influencia del karma sobre el aura y de este modo el karma encuentra su camino a los chakras y, por último, al cuerpo físico. Cuanto más lejos penetre el karma en el sistema energético, más fuertemente actuará. Según sea positivo o negativo, puede hacerse notal de maneras diferentes. Puede atraer buena o mala suerte o también producir cambios en nuestra sociedad. Esta es la base de una mala salud y de la enfermedad.
Los pensamientos negativos, ya sea que provengan de vidas pasadas o sean enviados por otras personas, atraen Ki negativo o incluso los producen y a través suyo actúan sobre el propio campo energético, obstaculizando el Ki positivo y limitando las funciones de los órganos del cuerpo. Los terapeutas curan en la medida en que producen Ki positivo y lo envían al aura, a los chakras y al interior del cuerpo, a los lugares donde se localiza el Ki negativo. Allí el Ki negativo debe transformarse en Ki positivo o bien ser liberado y eliminado. De esta forma el Ki positivo puede fluir nuevamente con toda naturalidad. Cualquiera sea el método que se utilice en cada caso, siempre se tratará en la curación o en el desarrollo personal y espiritual de llevar el Ki negativo fuera del campo energético así como también los pensamientos y sentimientos negativos que lo han producido. Esto es lo que hacen básicamente los chamanes y terapeutas de todo el mundo. Para lograrlo utilizan muchas técnicas diferentes, pero el objetivo es siempre el mismo. Yo aprendí esto a partir de mi propia experiencia con Ki, pero también a través del kahuna hawaiano y de muchos otros terapeutas con los cuales he trabajado.
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