jueves, 15 de octubre de 2009

AUTOESTIMA Y EGOISMO

Cuenta una vieja historia que había una vez un señor muy poco inteligente al que siempre se le perdía todo. Un día alguien le dijo:-Para que no se te pierdan las cosas, lo que tienes que hacer es anotar donde las dejas.Esa noche, al momento de acostarse, agarró un papelito y pensó:-"Para que no se me pierdan las cosas..." Se sacó la camisa, la puso en el perchero y anotó "la camisa en el perchero..."; se sacó el pantalón, lo puso a los pies de la cama y anotó: "el pantalón a los pies de la cama"; se sacó los zapatos y anotó: "los zapatos debajo de la cama"; y se sacó las medias y anotó: "las medias dentro de los zapatos debajo de la cama..". A la mañana siguiente, cuando se levantó, buscó las medias donde había anotado que las dejó, y se las puso, lo mismo sucedió con la camisa y el pantalón... Y entonces se preguntó:-¿ Y yo dónde estoy? Se buscó en la lista una y otra vez y como no se vió anotado nunca más se encontró a sí mismo.-Autoestima y egoísmo son tomados generalmente como términos antagónicos, aunque ambos comparten un significado muy emparentado: la idea de quererse, valorarse, reconocerse y ocuparse de sí mismo.A veces nos parecemos mucho a este señor. Sabemos donde está cada cosa y cada persona que queremos, pero muchas veces no sabemos dónde estamos nosotros. Nos hemos olvidado de nuestro lugar en el mundo.Podemos rápidamente ubicar el lugar de los demás, el lugar que los demás tienen en nuestra vida, y a veces hasta podemos definir el lugar que nosotros tenemos en la vida de otros, pero nos olvidamos de cuál es el lugar que nosotros tenemos en nuestra propia vida.Si pensamos en nosotros, en nuestras necesidades, si un día nos queremos demasiado, si nos mimamos regalándonos algo que nos gusta, nos sentimos egoístas. Lo mismo ocurre cuando queremos dedicarnos unas horas para nosotros...Pensamos en nuestra familia, en que notaran nuestra ausencia, en que nos extrañaran entonces dejamos aquello que tanto bien puede llegar a hacernos y salimos corriendo a satisfacer las necesidades de los otros.Sin embargo si lo hiciéramos, si respetáramos nuestra voluntad, nuestras ganas, nuestros deseos dejando de lado ese sentimiento y diéramos paso al crecimiento de nuestra estima, de nuestro amor por nosotros mismos, además de lograr sentirnos mejor, nos relacionaríamos mejor. Muchas veces estamos dejando nuestra propia vida de lado y sólo estamos viviendo por y para los demás.Pero resulta que cuando los problemas, las rupturas, los alejamientos hacen que por un tiempo estemos solos empezamos a ver de una manera diferente y allí nos damos cuenta que muchas veces perdimos el tiempo, o lo dimos a manos llenas y nos dejamos de lado, o que otras personas pasan a ser modelos porque respetan su voluntad, su libre albedrío, su decisión, sus ganas y mil cosas más...Y en ese instante logramos comprender no de la mejor manera que por pensar tanto en el otro, o en los otros, que por estar siempre tratando de hacer felices a los demás, nos olvidamos de lo más importante: Ser felices.Por eso no sientas que eres egoísta si decides empezar a amarte, si eliges quererte un poco más, si hoy te regalas algo que hace mucho deseas, si al llegar a casa dejas que los demás te mimen, te abracen y te digan lo mucho que te quieren...Eres importante y para serlo en plenitud debes amarte mucho y para siempre sólo así podrás sentirte bien y feliz.

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