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miércoles, 16 de septiembre de 2009
miércoles, 9 de septiembre de 2009
EL YO SUPERIOR
Existe una palabra en la jerga de la Nueva Era que siempre me inspira una sonrisa. Se dice que el Yo Superior es una especie de voz o agente tipo-dios que te habla, reconforta y te brinda guía una vez que sabes cómo acceder a él. Personalmente, yo no creo en esta versión espiritual de la Internet: a lo que tienes “acceso” es simplemente a tu propio subconsciente, otro juego mental.
El concepto de un súper-ego siempre se me ha escapado: Si somos honestos con nosotros mismos, descubriremos que el anhelo de un “yo superior” surge del no gustarnos nosotros mismos del modo en que somos. En cambio, podemos comenzar ya mismo a amar y apreciar nuestro propio yo con todas nuestras fortalezas y debilidades.
He aquí algunos ejercicios que pueden ayudarnos en nuestro camino a la celebración de nosotros:
• Observa el yo de tu cuerpo-mente como si se tratara de un amante/amado, alguien a quien aprecias en su totalidad. Infortunadamente hemos olvidados como mirarnos amorosamente, pero algunos de nosotros todavía recordamos cómo mirar de esa manera a otra persona. Esta técnica procura revertir el proceso, es una propensión a dirigir la flecha del amor hacia nosotros mismos. Cuando veo fotografías de Ramana Maharshi, J. Krishnamurti, Meher Baba, u Osho, quedo emocionado por la reverencia que ellos evidencian hacia cada ser viviente, comenzado con su propia forma física. La manera en que posan sus manos sobre la rodilla con tanto amor y gratitud hace que el resto de nosotros parezcamos robots.
• Sé totalmente honesto con tus relaciones. Como todos sabemos, esto es algo muy difícil de hacer, pero si se practica rigurosamente produce auto-aceptació n. Tendemos a temer que con la honestidad heriremos a nuestros seres queridos, pero el problema real es el miedo. Y el miedo jamás debe ser un factor decisor en nuestras vidas. Ser honesto, en verdad no requiere lastimar a la otra persona, sólo exige el coraje de ser uno mismo desde el inicio. La primera vez que decidí contarle a mi esposa que había tenido un sueño erótico, poder referirme a ello me tomó varias horas. Y qué alivio tuve cuando lo hice y encontré que no obstante ella todavía me amaba.
• Indágate y haz una lista de las diez cualidades más amorosas que encuentres de ti. Si descubres más de diez, continúa con la lista. No bien la lista esté hecha, repásala tópico por tópico durante una semana y apréciate verdaderamente. El objetivo de este ejercicio no es que te auto-hipnotices repitiendo “Soy grandioso, soy grandioso, soy grandioso, soy grandioso”. Este tipo de afirmación es totalmente inservible porque no queremos imaginar nada, simplemente queremos instaurar el hecho de que ¡somos perfectos tal como somos!
• Permítete ser una persona extraña. Si lo haces, no deberás temer el juicio de los demás.
• Halla un trabajo que ames. Si pasamos nuestros días haciendo algo que no disfrutamos, trabajamos en contra del amarnos a nosotros mismos.
SILVIA
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